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El aire fresco de la sierra baja a los valles y Álamos despierta en la mañana invernal, risueño y apacible ante el bullicio que en pocas horas habrá de apoderarse de sus espacios, en los callejones y plazas, en la solemne quietud de sus edificios históricos como en cada rincón de sus casas de adobe.
Álamos ya no es una tarjeta postal ni la cuna de la diva que mencionan anacrónicos cronistas. No es ya la capital de Sonora ni el territorio que sitió Rosales para castigar la crueldad del "Chato" Tranquilino Almada. Hoy Álamos es algo más que su pasado: Es la orgullosa sede de uno de los mejores festivales de música en México, el Festival Alfonso Ortiz Tirado.
El ir y venir de funcionarios públicos, las prisas de los técnicos, los gritos de vendedores, el click de las cámaras, el bullicio que traen miles de visitantes... y la música en el centro de este universo, siempre la música, atrapándonos con su sensualidad, su belleza, su vigor, el éxtasis.
El Festival está por iniciar y a partir de ahora nuestro enviado especial, Javier Martínez Rosas, cubrirá para ustedes, amigos de Infocajeme, los momentos más significativos de este evento.
Los artistas afinan ya sus instrumentos. La alegría de un clarinete solitario se escucha detrás de una pared y más allá la cantante frasea palabras incomprensibles.
Estamos en Álamos y son los días del FAOT. Acompañemos a Javier, nuestro guía musical.
Preludio del 29º FAOT
Por Javier Martínez Rosas
En Álamos la belleza está por todas partes. Rodeados de montes ricos de plantas y animales, se encuentran sus edificios cuya arquitectura tiene algo de vivo; y su gente, cálida y a la vez de espontánea frescura, que siempre sale al encuentro.
A lo largo de su historia, Álamos ha vivido una serie de auges que han marcado a la región: Nació con uno minero durante la colonia; después vino el político; y hoy, y luego de una depresión, vive un auge turístico-cultural que se antoja más perdurable y de mayor potencial de desarrollo, ello, aunado al minero, que tiene renovados bríos.
Hoy se viste para “las fiestas”. Así llaman los alamenses al Festival Alfonso Ortiz Tirado, un evento cultural que se celebra por 29ª ocasión. De inicios modestos, es ahora uno de los más importantes del país debido a la calidad de su oferta artística, principalmente de cantantes; aquí, artistas de las más bellas y educadas voces del orbe se presentan.
El calendario de festividades anuales es muy nutrido en Álamos, pero es de destacar aún más la rica manera en que éstas se viven y el Ortiz Tirado no es la excepción; sin embargo, hay algo que la hace diferente y esto es debido a que vienen grandes artistas de todas las latitudes y llegan miles de visitantes, incluso de otros países. Pero como todo el pueblo participa, el Festival resulta impregnado -y enriquecido así- con estilo alamense, algo que el visitante percibe cuando está recorriendo las calles rumbo al escenario, anda en la plaza o durante la callejoneada.
Hoy ya está todo prácticamente al punto, listo para empezar, solo se detalla un poco. Las calles lucen limpias y hay muchas casas y edificios recién pintados, todavía huele a pintura. El escenario del Palacio Municipal luce una esplendorosa cortina azul. Los vehículos para pasear son pasados por la franela mientras que la algarabía en la calle poco a poco va en crescendo. Y la fila para permisos a vendedores de comida, artesanías, dulces y más, fue extensa, pero ya quedaron registrados y ubicados. Ya se instalan y estarán a tiempo ofreciendo sus productos.
Comienzan a llegar los organizadores, los que se andan a paso ágil por los portales. Los músicos ya no tardan; y seguramente en cuanto bajen del transporte, revisarán sus instrumentos y acomodarán las partituras para un último ensayo.
Los niños que salen de la escuela voltean para todos lados con cara de sorpresa y de que no les dejaron tarea. Unas jovencitas se entusiasman al conseguir un programa del Festival y ver que junto a los artistas estelares se menciona el performance en el que participarán con sus demás compañeros. Lo presumirán y guardarán de recuerdo.
En fin, aquí en Álamos las miradas dicen "¡Venga Festival! ¡Venga ya!"
