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Intensa tarde de domingo en el FAOT

Javier Martínez Rosas
Lunes 28 de Enero de 2013
 

Por segundo día consecutivo quienes presenciamos el concierto de la tarde del FAOT salimos extasiados por la belleza de la música. Aún estaban los ecos del acordeón de Alexander Sevastian en el templo cuando empezaron a vibrar las cuerdas de uno de los mejores cuartetos del mundo, el Cuarteto Latinoamericano, que está integrado por los hermanos Saúl, Arón y Álvaro Bitrán y Javier Montiel.

Con un programa exigente compuesto de obras largas y complejas pero de gran belleza, el Cuarteto se presentó este domingo en un Álamos de cielo azul para “elevarnos a él” con su magistral arte.

La primera obra que interpretaron fue el Quartettsatz D. 703 de Franz Schubert (1797-1828), un solo movimiento en forma sonata de un cuarteto de cuerda que  Schubert compuso en 1820 (a sus 23 años). Dramática, con pasajes de dulce melancolía y algunos chispazos de alegría, esta obra está llena de encantadores detalles de genialidad expresiva que resulta particularmente exigente para el primer violín.

Esta tarde el Cuarteto nos ofreció una versión maravillosa de ella.

La segunda fue el Adagio del cuarteto Op.11 de Samuel Barber (1910-1981), una pieza tejida en frases con melodías graduales de bello y delicadísimo lirismo.

Perfectamente ensamblado, el Cuarteto poco a poco y con un hermoso resonar de sus instrumentosnos fue llevando a cada vez más altos grados de belleza e intensidad. En la parte climática de esta obra se llega a un punto en el que tan solo cabe el silencio, ya no se puede «ir más allá»y vuelve al principio.

En este sublime instante desafortunadamente algunas personas se precipitaron y aplaudieron creyendo que había terminado, rompiendo así con tan especial momento al que magistralmente nos había conducido el Cuarteto.

A continuación y para finalizar la primera parte del programa interpretaron el Cuarteto en Sol del recientemente fallecido compositor mexicano Domingo Lobato (1920-2012). Una obra llena de contrastes rítmicos en tres movimientos.

Según Saúl Bitrán -en  rueda de prensa después del concierto- se trata de una obra difícil de clasificar ya que fluctúa entre el estilo neoclásico y el romántico pero que no suena europea; y que resulta un caso singular ya que aunque han buscado otra obra que se le parezca, aún no la han encontrado. Particularmente impactante fue el energético final.

La segunda parte del programa consistió en la interpretación del Cuarteto op.59 no.1 en Fa mayor “Rasumowsky” de Beethoven, publicado en 1808.

Una obra monumental que consta de cuatro movimientos: Allegro, Allegretto vivace e semprescherzando, Adagio molto e mesto y Themerusse. Allegro.

Menos conocidos que sus sonatas para piano y que sus sinfonías, los cuartetos para cuerda del maestro de Bonn contienen algunas de las páginas más reveladoras y apasionantes en su búsqueda expresiva. El “Raumowsky” fue interpretado por el Cuarteto con gran rigor e intensidad.

Al final el público reconoció con entusiasmo la gran calidad del Cuarteto Latinoamericano y el soberbio programa que ofrecieron.De encore, nos regalaron una versión “al rojo vivo” del Libertango de Astor Piazzolla (1921-1992) llevándose de Álamos una ovación. Y a la salida, también “volaron” sus discos.

Luego de estas dos tardes, el FAOT ha ganado en calidad y prestigio particularmente en cuanto a música instrumental.

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