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Y fue la estrella más brillante

Javier Martínez Rosas
Domingo 29 de Enero de 2012
 

Lo que anoche presenciamos en la clausura del vigésimo octavo FAOT solo puede tener un calificativo: increíble. Las expectativas eran las más altas y Sumi Jo no solo las cumplió sino que fue más allá.

De repertorio abordó arias muy difíciles, en su mayoría de carácter alegre, abriendo con “Je veux vivre” de la ópera Romeo y Julieta, de Gounod. Que en la interpretación de Sumi Jo más que una bonita y difícil aria famosa y fue una verdadera invitación a sentirnos más vivos, a abrir nuestra mente y nuestro corazón.

Lejos de las poses de muchas divas, que no son mejores que ella; su gran carisma, transparente gracia, honestidad expresiva y dulce coquetería nos cayó muy bien desde el inicio y pronto hubo una conexión de confianza.

Luego de interpretar “Sposa, son disprezzata” de la ópera de Bajazet, de Vivaldi, en las siguientes dos piezas que fueron “Ah!, vous dirai-je, Maman” en variaciones de Adolphe Adam y “Caro Nome” de la ópera Rigoleto, de Verdi, Sumi Jo demostró plenamente sus cualidades vocales extraordinarias.

Posee una voz coloratura que es el volar del colibrí y un exquisito timbre ligeramente acaramelado con el néctar de las flores que en las notas sostenidas más agudas, se vuelve un diminuto punto de luz incandescente.

“Ah! Vous dirai-je, Maman” es el célebre tema infantil de la canción estrellita, realizó unas variaciones junto con la flauta que nos dejó muy impresionados por su gran control vocal, articuló cada sonido con altísima precisión y claridad que ni el mejor flautista puede igualar.

En “Caro Nome” nos hizo palpitar con una intensa interpretación, para luego en la cadencia ponernos a todos en vilo. Estábamos al borde de la silla y al final no lo podíamos creer y nos preguntamos unos a otros si no lo habíamos soñado. Aquí fue el intermedio y los ecos de la ovación tardaron varios minutos en disiparse.

La Orquesta Filarmónica de Sonora quien en este programa tuvo como director concertador a Enrique Patrón de Rueda, interpretó cuatro números instrumentales. Abrieron con la Obertura “Las bodas de Fígaro”, de Mozart que no estuvo plena, pero las demás, el “Intermezzo” de la ópera L’ Amico Fritz, de Mascagni; la obertura “El murciélago”, de Strauss y la “Barcarola”, de la ópera Los cuentos de Hoffmann, de Offenbach; estuvieron muy bien logradas y se llevaron fuertes aplausos.

Para la segunda parte Sumi Jo nos tendría más gratísimas sorpresas. Interpretó magistralmente el papel de una muñeca en lo que es el aria “Les oiseaux dans la charmille”, de los cuentos de Hoffmann, de Offenbach. Fue una verdadera maravilla ver como actuaba y cantaba. Por momentos, a la muñeca se le acababa la cuerda y el director de la orquesta tenía que darle para que siguiera cantando, lo hacía girando una matraca en su espalda, lo que desataba la risa de todos. Fue muy gracioso y admirable el número.

El programa terminó con un dueto, “E strano… Ah fors’e lui…Follie, follie!...” de la ópera La Traviata, de Verdi. Sumi Jo cantó con el tenor Christopher Roldán, un joven estudiante de la Licenciatura en canto en la Universidad de Sonora originario de Ciudad Obregón, quien fuera distinguido el año pasado con el Premio Valor Juvenil Sonora ¡vaya experiencia! y lo hizo muy bien.

Después vinieron los encores. Sumi se bajó del escenario, y cantó ¿adivinen cual? Sí, “Bésame mucho”. La cantó con sensualidad y estuvo coqueteándole a uno de los invitados de primera fila. Y finalmente se despidió de Álamos con una inigualable versión de “O mio babbino caro”, de Puccini y nos fuimos todos muy contentos.

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