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Una de las bellas tradiciones de este temporada decembrina es la reunión anual de grupos escolares que convivieron hace algunos años, a veces demasiados años.
Verse de nuevo y bromear, recordar las anécdotas que compartieron y que repiten cada año, mirarse unos a otros y comprobar que no han cambiado mucho al paso de los años, o por el contrario, verse y reconocer el paso de tiempo sobre rostros que se recuerdan frescos, juveniles, es un ejercicio sano porque nos muestra que pese a todo, aquí estamos, vivitos y compartiendo, como lo hicimos en el salón de clase hace 10, 20, 30, 40 ó más años.
Y pese al tiempo acumulado desde entonces, los compañeros de aquella lejana generación se siguen viendo con el gusto que lo hacían cada lunes cuando empezaba la semana, o el viernes cuando acudían juntos a una fiesta. Y claro, las bromas que les hicieron a los maestros, "como aquella vez cuando llegamos a clases..."
Unos y otros expresan su simpatía tal vez con mayor entusiasmo que lo hacían cuando eran chamacos y la falta de experiencia los hacía reservados o reaciones a expresar emociones.
Pero helos aquí, sonrientes, felices de asistir a la cita anual con los compañeros de aquella generación escolar en la que al parecer todos eran bellos y felices. Ese gordo que vez era flaco, esa señora seria y formal acompañada de su esposo era la reina de belleza, aquella sonriente era tímida, y así se van registrando la permanencia y los cambios, la felicidad de seguir juntos después de tanto tiempo.
En la presente Retrospectiva presentamos una de esas reuniones, la de la generación 1972 - 1975 de la Escuela Secundaria "José Rafael Campoy". Esos señores y señoras que usted ve en la foto bailaron en el Club Olímpico, corrieron al grito de Tacho y Chimino, se supieron "hijos de la Macuchi" y saborearon las jícamas de don Juan, el frutero que se estacionaba con su vieja camioneta en la esquina de la calle Chihuahua.
Véalos bien, tal vez usted, si es de la misma edad que ellos, los conoció entonces y los reconoce ahora.
