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Árbol chichihualcuáhuitl, político

Raúl Héctor Campa García
Viernes 12 de Enero de 2018
 

La filosofía de los pueblos primitivos se encuadra en su religión, sus creencias. Los nahoas nativos de Mesoamérica, donde descienden los mexicas y otros pueblos que habitaban la región de Anáhuac, compartían, a parte de su cosmogonía (ciencia o sistema que trata del origen y la evolución del universo), una lengua en común, la náhuatl. El Chichihualcuáhuitl, significa el árbol que emana leche (chichihualli: teta, cuahuitl: árbol).

En la mitología náhuatl, “los hijos infantes, iban después de muertos a otro mundo (a El Chichihuacuahco, una de las cuatro mansiones de los muertos, esta era destinadas a los niños), donde se alimentaban con leche, donde los bebes se mantenían siempre jóvenes, gracias a la leche arbórea. Estos niños, según la creencia de estos pueblos primitivos, volverían al mundo para repoblarlo cuando se destruyese la raza de la tierra. Fuente: El niño precolombino. Dr. Max Shein, pediatra mexicano. México a través de los siglos. Vicente Riva palacios y col. Hasta aquí la cita introductoria de este escrito.

En el País, existe otro Chichihualcuáhuitl, donde los políticos vivos, vividores se quieren colgar de sus ramas donde penden las ubres, que muchos de ellos (los políticos), quieren prenderse sin soltarla y otros están ansiosos de subirse, buscando alguna escalerita (léase Partido u otra forma) para que un “buen árbol lo acobije y lo alimente”, cual zángano (improductivo) que solo vive para copular…al País.

Antes de las fallidas alternancias, esa arbórea lactancia, era solo exclusiva del Partido que nunca ha dejado el poder totalmente, pero ahora todos quieren asirse del árbol gubernamental, donde fluye “el sustancial nutrimiento”. Claro, está bien, pero sin atragantarse, como comúnmente ha sucedido y sucede, por supuesto con honrosas excepciones (casi no visibles) de políticos, que si están conscientes del fin superior de la política; buscar el bien común.

La Madre Patria languidece, a punto de severa desnutrición, pero a pesar de ella (de la desnutrición), provocada por la corrupción de aquellos, “sus pechos siguen produciendo alimentos, para todos sus hijos”, pero que desgraciadamente los acaparadores, no dejan hacer una equilibrada distribución, generando una estela de pobreza, más del 60 por ciento de la población de nuestro País (según sociólogos del Colegio de México, no del INEGI). Patria que espera, la bondad de algunos de sus hijos que se alimentan de ella, para que siembren las semillas, donde florezcan árboles de su misma estirpe (otro Chichihualcuáhuitl), que echen buenas raíces y alimenten a buenos hijos, honestos, capacitados, para volver a nuestra tierra la lozanía, la belleza de una patria generosa y feliz.

Pero tal parece que esa sustancia que se asemeja a la leche, que brota desde este árbol político, tiene un contraproducente efecto; los vuelve insensiblemente ambiciosos, serviles, corruptos. Que solo les interesa el poder político, para sus fines personales o de sus allegados; volviendo al poder, nepótico.

Si bien es cierto, no todo está perdido y no todo es malo en nuestro País, aun con este tipo depredadores a través del poder, que se alimentan del árbol degenerativo (donde se puede fundamentar la genealogía del poder), que tiene sus raíces en algunas riquezas (no todas), confabuladas o abiertamente con el poder político.

Si a muchos nos preguntaran ¿con quién le iba ir bien al País? Sería arriesgado desbocarse con algunos de los candidatos que andan en la pasarela, ni con el de la propaganda política del ¡Ya sabes quién! En referencia a un sempiterno candidato a la presidencia, o con el que quizás quiso decir en francés “la préoccupation de tout le monde”, ni de los que yendo a “a cantar la bamba (en vez de ir a Chalma)” y otros que ya han succionado por años del árbol de la abundancia; de sus colgantes chichihuallis. En honor a la verdad es difícil saber con quién y en donde encontrarlo. Quizás no nace o es algún niño que se encuentra en la mansión de los niños muertos (Chichihuacuahco), esperando resucitar y repoblar este País con políticos honorablemente H O N E S T O S. Ta caón diría Catón.

El defecto de la democracia, decía Sócrates a través de los escritos de su discípulo Platón, “… es que cualquiera puede llegar, por su demagogia, al poder y no ser el más apto, ya que se le ha dado la facultad de votar a todos sin estar conectados a la sabiduría. Para Sócrates, solo deberían votar aquellos que pensaran de manera racional y profunda…”. No dejar votar a nadie que no tenga una educación cívica. Pobre Sócrates, Derechos Humanos de nuevo lo condenaría a tomar la cicuta.

Tal vez el Chichihualcuáhuitl (árbol que mana leche) de los políticos vivos y vividores, produce leche agria. ¿Por eso la mayoría de ellos, son de mala leche?

 

#PARACAMBIARYOMEINCLUYO

raulhcampag@hotmail.com


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