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Pirruricracia

Raúl Héctor Campa García
Martes 19 de Septiembre de 2017
 

Política (Politikós: ciudadano, relativo al ordenamiento de la “polis” – ciudad o estado). Es la actividad humana tendiente a gobernar o dirigir la acción del Estado en BENEFICIO DE LA SOCIEDAD; el proceso y actividad orientada ideológicamente, a la toma de decisiones de un grupo para la consecución de unos objetivos… Aristóteles.

 (El objetivo es el bien común). 

Las doctrinas o principios de los Partidos políticos, la mayoría son coincidentes en casi todos los objetivos o principios filosóficos, todos buscan la consecución del bien común, al acceder al gobierno, esa es su responsabilidad. Pero estos objetivos quedan en solo buenas intenciones o retóricas de campañas de los que persiguen el poder, por el poder mismo. No hay que negar que a nivel de Instituciones se ha avanzado mucho, pero todavía hay un rezago para conseguir el digno bienestar social, que no se ha resuelto, disminuyendo realmente los índices de pobreza e inseguridad y aumentar los indicadores de una buena educación de la población y oportunidades de empleos con salarios dignos. Como consecuencia de esto se lograría que en un pueblo menos pobre y con un alto índice educativo, disminuiría importantemente la corrupción a todos los niveles. 

Aunque la corrupción salpica a todos los estratos sociales, pero los que se llevan las “palmas” es la clase política. La percepción de la población lo dice. Político igual a corrupto. ¿Cómo cambiar esta percepción? Es tarea de la propia clase política y la fiscalización de sus acciones, por sus mismos partidos. Pero tal parece que hay un contubernio, tácito o franco. “Para no incomodar a los jefes”. Esta tarea que le corresponde a los políticos o los que aspiran algún cargo, deberían tener una gran preparación, con visión previsora de los problemas de Estado, a base de ciencia y pericia, actuar con veracidad, con justicia y con prudencia analítica; sobre todo con honestidad. No reducir estas aspiraciones en un reducido grupo selecto o de decisiones elitistas, cupulares, buscando “creadores de nombres”, como le llamó Platón, por la incapacidad de la mayoría de los políticos (sobre todo de los legisladores). Dejando “la responsabilidad política en unos cuantos aptos”, sobre el rebuznar de una multitud de aprendices e improvisados políticos. Pero parte del mal, son las herencias en el quehacer políticos y llegan a él como el burro que tocó la flauta. Llanamente, eso es la Pirruricracia del poder político. 

 

Los famosos cachorros de la revolución, que heredaron y siguen heredando y que forman parte de la dinastía del poder, que están o algunos estaban en las filas, del que fue y tal parece que sigue siendo, el Partido hegemónico en nuestro País, forman dinastías. Dinastías que han cundido también, o se han infiltrado en los demás Partidos a través de los tiempos, esto es evidente. Los llamados cachorros de la revolución, fueron los primeros integrantes de la persistente PIRRURICRACIA. 

Ésta tiene sus niveles (porque hay niveles), en relación a los partidos actuales: Hay pirrrúris, realmente de clase alta, donde el poder económico, incide en la consecución del poder político; que va “junto con pegado” dice la vox populi. Está clase es persistente en el PRI, pero también prolifera en todos los partidos; ejemplo en los dueños del Partido Verde Ecologistas, el famoso Pirrúris chamaqueado, niño verde. Pero hay la clase de los “pirrúris igualados” (algunos los nombrarían coloquialmente “piojos resucitados por la política”). Otros ejemplos los hijos del dueño de MORENA, la dinastía de los “nuevos panistas”, que arribaron cuando el PAN llegó al Poder Federal y algunos colocaron a sus cachorros en diversos puestos, desde diputados a simples regidores o a sus más allegados: “como diciendo yo ya chingué y mi familia también…los demás que esperen”. Esto se sigue dando, salvo que a veces colocan alguno que otro colado, para taparle el ojo al macho. No importa su nula preparación, lo que importa es solo la circunstancias de estar en el círculo del poder y un poco “de carisma” para facilitarle el acceso a la élite política; parafraseando a Felipe Calderón (como dicen en mi pueblo, dijo) “haiga sido, como haiga sido” …estos “políticos” sin saber la esencia de política, llegan y con una “Roque señal”, afirman: Ya chingué…y si, chingan al Pueblo.  

Ahora con las famosas alianzas y las coaliciones, se ha visto que algunos políticos “de vieja horneada”, han colocado o quieren colocar a sus cachorros, si no como candidatos, a algún puestecito, para que vayan olfateando de cerca el poder de que ellos gozaron y seguir con la dinastía del poder, ya sea en el gobierno o dentro de los partidos.

La máxima e indignante frase de que: “Un político pobre es un pobre político”, atribuida al entonces, “humilde” profesor de primaria, Carlos Hank González que las circunstancias lo hicieron llegar a la cúpula de poder y convertirse en el “Rey Midas” de la política, que benefició a sus hijos, amigos allegados, también forman parte de la Pirruricracia nacional y está frase los retrata de cuerpo entero. De estos hay muchos ejemplos.

 

De aquella “célebre” frase de Hank, hay una anécdota regional (verídica). Un gran amigo y preparado colega médico, estudioso de la política y su razón de ser; compitió como candidato de un partido opositor al PRI, a una diputación local. Pero no contaba con la “ventajosa” capacidad económica de su opositor y la relación de un importante padrino de la élite política de su partido, y que también, de alguna manera podía ofrecer dádivas (semejantes “a un plato de lentejas para saciar el hambre de un día”, quienes las recibieron y quizás mal comer durante años), para adquirir votos a favor. Ambos candidatos tenían agendada en sus campañas, el mismo día, un mismo pueblo. El candidato opositor y tres acompañante iban hacia el pueblo, en un modesto carrito, con una raquítica cantidad de volantes y un bien estructurado discurso (que quizás sirvió para “margaritas para los cochis”), por un camino vecinal, apretujados en pequeño automóvil, cuando de repente los rebasan a gran velocidad, varias camionetas Pick up de reciente modelo, repletas de gente afín al candidato priista, donde llevaban pendones, volantes, y kilos de carne para asar y mucha cerveza, para ofrecer a los asistentes al mitin programado y además la contratación de músicos y otras “linduras de la parafernalia”, para el objetivo político. Los opositores llegaron llenos del polvo del camino con posibles accesos de tos secundaria al mismo. La poca gente que los esperaban estaban inquietos de que terminará su “estructurado discurso”, para asistir al festín del aquel “político rico, que la política lo haría más rico” (hasta el relato anecdótico) …quizás ese es el fin que persiguen muchos de nuestros políticos.

Si alguien se toma la encomienda de buscar el árbol genealógico de las dinastías políticas, encontraran vasos comunicantes de familias ligadas en el poder económico y político (algunos juegan con varios partidos), donde se observará la descendencia de nuestros políticos… y claro de vez en cuando acobijan, estos “onomaturgos” ricos, a uno que otro “pobre político”. Son como lo señala Platón, con esa rara palabra arriba escrita “creadores de nombres”, para enlistarlos en la persistente Pirruricracia de nuestro País.

#PARACAMBIARYOMEINCLUYO.Dr, Campa

raulhcampag@hotmail.com   


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