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Ex Libris
I.- En todas sus acciones individuales y colectivas, la naturaleza humana siempre ha sido y sigue siendo una constante interrogación –preguntas y respuestas– que no agota las propuestas de soluciones. En una búsqueda permanente por resolver lo que es la mujer-hombre desde que nace hasta que muere mientras cambian sus intereses, y dentro de sus miserias y grandezas.
Por lo que conocer la naturaleza de lo humano en todas sus infinitas manifestaciones; ya entre la violencia y el ansia de la paz, o tratando de imponer o convencer sobre las diversas concepciones de la vida, es una tarea que no termina.
Nada hay concluido, inmersos en el desafío de sentir, amar, conocer, investigar y pensar en los pequeños-grandes conflictos que, renovados, no logramos resolver. Es necesario “reconocer en la evolución de los destinos humanos el juego de lo contingente y de lo imprevisto… el pensamiento y la acción humanas pueden correr por cauces que conducen al desastre y a la barbarie… Sólo me ha sido posible ver las crisis sucediéndose como las olas una a otra, los grandes hechos singulares, con los que no pueden establecerse generalizaciones porque son únicos y la necesidad, pues, de reconocer en la evolución de los destinos humanos lo contingente y lo imprevisto” (Herbert A. L. Fisher: Historia de Europa).
II.- De entre esos hechos singulares, únicos e irrepetibles están Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare, de quienes se recuerda su muerte biológica, hace 400 años. La humanidad ha sobrevivido a sus males: enfermedades, epidemias, guerras, pasiones, otras violencias, perversiones, religiones, políticas... y ha sido capaz por sus individualidades de grandezas, innovaciones, conocimientos; el ansia de amor y las desesperadas luchas sociales entre las disputas ideológicas, el imperativo del capitalismo e injusticias de toda índole.
Cervantes y Shakespeare conocieron esa naturaleza humana y la interpretaron en sus obras, plasmando aproximaciones de lo que es la humanidad en sus diversas manifestaciones. Y en las que reflexionemos para autoconocernos.
Don Quijote de la Mancha es una enciclopedia sobre esa naturaleza humana. Igual que las 37 obras de Shakespeare. Dos creadores singulares, que nos dieron su punto de vista sobre la naturaleza de lo humano. Hace 400 años los dos vasos comunicantes de la genialidad nos dejaron sus creaciones literarias, un arsenal de grandezas sobre lo que es la humanidad.
III.- Y ellas son su respectiva biografía y autobiografía, en las que encontramos su patrimonio universal. Al evocar los 400 años, de aquel 1616, de Shakespeare y Cervantes, como fecha de sus muertes, hay que volver la vista a sus obras. Afortunadamente fáciles de localizar y a las que hay que dar lectura para entrar al mundo de la más grandiosa literatura universal; para explorar, con ellos dos, la naturaleza humana de una época y las circunstancias políticas, económicas y sociales que les dieron ese material (como en Guerra y Paz de Tolstoi).
Los trabajos en prosa y verso de Cervantes y Shakespeare son sus autobiografías, dejadas como herencia inmortal a través de sus personajes. Por ellas sabemos lo que fueron también como individualidades y protagonistas de la novela y el teatro, donde imprimieron lo que somos en este cambiante mundo. Y si bien, como escribió Pablo Neruda: “nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”, es porque la naturaleza humana se va modificando por obra de la misma humanidad. Las traducciones de Shakespeare y El Quijote con su español de entonces, son libros que pueden estar a la mano en cualquier librería, por lo que esta nota no tiene ficha bibliográfica.
cepedaneri@prodigy.net.mx
