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El refrán famoso de “el buen juez, por su casa empieza”, aconseja no juzgar a terceras personas, y antes de ver los errores de otros hay que ver los propios.
Respecto a esto leí esta anécdota, no recuerdo donde: En un pueblo cualquiera, propusieron para candidato a presidente municipal a un sensato hombre. Fueron a verlo para que aceptara ser único candidato al puesto (la tenía “cuichi”-fácil-, quizás fue en la época del carro completo del hegemónico partido). Su respuesta a la masa que lo aclamaba, fue la siguiente: “No puedo arreglar los asuntos de mi casa y quieren que componga la de los demás… ni madres”. No aceptó.
En política o los que se dedican a conseguir un puesto político, tal parece que su fin es arreglar sus asuntos personales, familiares, de grupo o mafia grillera, “haciendo para hacerse de mulas Pedro”. Sucede esto en cualquier nivel político, incluyendo sindicatos. ¿A poco no…?
Hasta el cansancio se ha dicho, se comenta, se creé, se grita -diría Adela Micha-, que político es igual a corrupto. Pocos se salvan de este calificativo. Hay honrosas excepciones que se cuentan con los dedos de las manos.
La alternancia del poder no ha logrado cambiar la percepción de gran parte de la ciudadanía, respecto al concepto que se tiene de muchos políticos: “son los mismos, solo han cambiado de color”.
No hay que negar que la alternancia de poder, lo único que ha logrado, es sacar trapitos al sol del actuar de este género de la especie animal (zoon politikón); por cierto muy desviado de la conceptualización aristotélica y de la esencia de la actividad política: servir y organizar a la sociedad o la vida de la ciudad (la polis).
Los trapitos al sol van saliendo de los gobernantes de los diferentes partidos, con una resistencia a sacar a relucir los propios. Ven la paja en el ojo ajeno, sin ver la viga que llevan dentro. En el artículo de Jorge Zepeda Patterson “Los atascados” los retrata de cuerpo entero y de cómo el PRI, está dejando pasar la oportunidad de demostrar el interés de combatir la corrupción.
Pero su enfermedad inmunológica hereditaria, le impide combatir su principal ADN –corrupto y corruptor-, insertado en su “núcleo celular”-léase militantes-. Necesitaría el partido, un caro tratamiento – costoso políticamente- para cambiar su genoma. Lo malo que esta información hereditaria, contenida en su ADN ya la trasmitió a otros partidos, por “translocación genética” (PAN, PRD y sus derivados- PT, MORENA, y otros partiditos que medran las arcas nacionales sin rendición de cuentas).
Con la alternancia de los partidos al poder, los nuevos gobiernos tienen la oportunidad de demostrar su voluntad de someterse a una cirugía genómica para extirpar esa parte de los cromosomas; los genes de la corrupción. Y posteriormente someterse a inmunoterapia continua, para poder sanar, no recaer y que no prolifere la nefasta enfermedad que padecen muchos políticos. Necesitan con urgencia una terapia anticorrupción. Pero si el terapista –entiéndase gobierno- es corrupto, la terapia será fallida. Quizás mejoré si experimenta el tratamiento primero con ellos mismos y después de una satisfecha curación, quizás descubran “la vacuna anticorrupción” y la integren a la cartilla nacional de vacunación, con cobertura amplia. Seríamos entonces, social, económica y políticamente un País saludable.
Parodiando a Chava Flores, muchos dirán: “…a que le tiras cuando sueñas mexicano…hacerte rico en un sillón (de gobernador o del Congreso de la Unión). Mejor trabaja y levántate temprano, con sueños de opio, solo pierdes el camión…”
Este refrán del buen juez, por su casa empieza, como otras frases, son sentencias bíblicas que a continuación transcribo literalmente:
“No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os serás medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.” (Mateo 7:1-5). En este fragmento de la Biblia nace la famosa expresión que condena la manera de juzgar que tienen muchas personas, aquellas que ven todos los defectos en los demás, pero que no pueden o no quieren ver los propios.
Quizás entre los partidos y su “élite política” se deberían mejor aplicar entre ellos la Ley del Talión (lex talionis) o justicia retributiva, en espera del mismo castigo, por el mismo crimen que han cometido. “Ojo por ojo y diente por diente”. La ciudadanía queremos ver esto y que los que robaron ahora y de mucho tiempo atrás regresen al País lo que nunca les ha pertenecido y de lo que se creen dueños absolutos; que han comprado Castillos Medievales en Europa, grandes mansiones, faustosos ranchos y haciendas en todos lados. Pero con su legal y merecido castigo.
Otra vez recordamos al “filósofo de barrio, tabajjqueño” Chico Che y la Crisis…”Quien pompo…politiquillos castillitos, haciendas y ranchitos, quien pompo…”.
Bien dijo Sergio Aguayo: “Es más la ciudadanía honesta, que los corruptos”; en la mesa redonda que compartió el domingo 16 pasado, en la Feria Internacional del Libro “Leer con Libertad” en el Zócalo, con Lorenzo Meyer, Denise Dresser, agregándose a esa mesa al final el “pinchi y jodido malhablado” el también reconocido escritor, Paco Ignacio Taibo II. Mesa que coordinó Carmen Aristegui. (Claro a esta FIL no van los que no leen).
De ésta ciudadanía honesta; que tal vez algunos aspiren a entrarle a la política dentro de un partido o como independientes, tengan tan mala suerte, que les pudiera pasar como dice la frase atribuida al fallecido comediante norteamericano, Rodney Dangerfield (2004): Tengo tan mala suerte que si hubiera nacido para ser político, sería honesto.
Por ahí deben de haber garbanzos de a libra de estos políticos honestos. Creo que Javier Corral, gobernador electo de Chihuahua, está demostrando o ha demostrado ser uno de estos garbanzos. Ojalá por el bien de México. Ya es hora.
#PARACAMBIARYOMEINCLUYO
Dr. Raúl Héctor Campa García
Ciudad de México. 19 de octubre del 2016.
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