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Mecánica y familia

Raúl Héctor Campa García
Martes 31 de Mayo de 2016
 

Las existentes y valiosas virtudes, que caracterizan a un buen ser humano, se pueden destacar, entre algunas más: la recta conciencia, la libertad de pensamiento, el resguardo de la intimidad de su sexualidad y el valor de la familia.

La recta conciencia, sin caer en definiciones de credos, pero si en lo nos dicta el sentido común, es nuestro comportamiento como seres humanos pensantes, es la rectitud en nuestro actuar en base a verdaderas convicciones y determinaciones moralmente establecidas, utilizando la razón, fundamentada en principios éticos para juzgar una acción. En pocas palabras; sentido común para diferenciar de lo que está bien o mal en nuestro actuar. La recta conciencia siempre se enfoca al bien.

Una de las más puras libertades que tenemos los seres humanos, es la libertad de pensamiento y la libertad de expresarlo si se lo propone uno, o no, quizás por factores represores externos. Pero la valentía es la que nos impulsa a expresarlo, con el riesgo de crítica. Legítimo ambas cosas.

Otras de las inigualables virtudes de los seres humanos es su natural sexualidad, con sus muy particulares peculiaridades, que la misma naturaleza le otorga a cada sexo (femenino y masculino). Sexualidad, cuyo instinto está supeditado al razonamiento, al sentido común que la misma naturaleza nos imprime; que es muy diferente al instinto animal es su apareamiento; pero tienen una cosa en común: la preservación de la especie. Humana una y animal la otra.

En las sociedades humanas, la sexualidad se ejerce FRECUENTEMENTE por una atracción mutua generalmente, entre mujer y hombre o de hombre hacia la mujer, pre-amorosa; parte no menos importantes de la culminación es una paternidad responsable, en la procreación de los hijos, amarlos, criarlos, educarlos, dentro de una sociedad que tiene reglas escritas unas y otras no escritas otorgadas por la misma naturaleza humana, siempre en busca de una armónica convivencia. Los padres (mamá y papá), tienen la obligación primordial y secundariamente los gobiernos responsables de salvaguardar los valores familiares, pilares fundamentales de sociedades humanas. Proveer los satisfactores necesarios para el buen desarrollo de todos los individuos que conformamos esta comunidad global. La inmensa mayoría, así funcionamos.

Pero claro hay variantes, debido a la diversidad de pensamientos, comportamientos, universalidad de ideas y creencias. Desviaciones y patologías sociales con posibilidad de corregirse, buscando siempre el bien común, tratando de convertir las sanas interrelaciones humanas en una sociedad más justa entre los seres. La sexualidad, entre otros de los objetivos, en la mayoría de las veces va hacia la formación de UNA FAMILIA.

La humanidad es como un río que se desborda en épocas de lluvias torrenciales, saliéndose de su cauce (desviaciones y patologías sociales, etc.), pero al llegar la calma y la sensatez, en la mayoría de las veces toma de nuevo su cauce. Todo depende de las circunstancias y el entorno que la llevaron a salirse de su natural camino.  

El ejercicio conjunto de la sexualidad ente hombre y la mujer, es una complementación desde el punto de vista de la fisiología de sus genitales. Esto podría ser una explicación básica, rudimentaria si quiere entender así, pero esa diferencia anatómica de los sexos, tienen una función específica. El “apareamiento” humano normalmente va precedido por un “flirteo para agradar a otro” o a la otra persona, amoroso o no, utilizando esas peculiaridades de la psicología nata, femenina y masculina; que puede hacer una relación perdurable casi siempre. Del flirtear amoroso, sincero, viene el noviazgo (inicio del conocimiento mutuo…”alguno no vio” bien) y si “funciona”, es cuando se forman MAYORITARIAMENTE las familias, de donde descendemos todos.

Se dice que cada quien encuentra su “media naranja”, pero a veces, desgraciadamente estas superficies planas de las medias naranjas resbalan y se separan, se termina la relación. Es lo que quiere uno que suceda, pero pasa. Por eso cuando se habla de una buena relación, que culmina en matrimonio (HOMBRE Y MUJER), es un “embone” complementario en muchos aspectos que cada peculiaridad de ese binomio femenino-masculino aporta a la estabilidad de la pareja para generar la VERDADERA FAMILIA, con pertenencia y permanencia.

Como, simple similitud de un motor en marcha, así funciona la mecánica de una familia, tal como si fuera uniones de “tuercas, tornillos y engranes”, pero hay que darle mantenimiento constante, teniendo como base fundamental el respeto mutuo al interior familiar y al entorno social y sobre todo respeto a la naturaleza, para buscar esa armonía y la paz comunitaria. La unidad  familiar es el motor, la célula sana para que funcione normalmente. Esos engranajes o ensambles pueden tener en el trascurso de la vida algunas fallas “aflojamientos o endurecimientos”, que se mejoran con “aditivos”, satisfactores y realizaciones como seres humanos: Educación, los hijos, nietos, trabajos honestos y justa remuneración, deporte, diversiones…sueños personales y en comunión.

Debemos dar el verdadero valor a la honestidad de nuestros actos, a las saludables costumbres, respeto a la diversidad. Respeto, también, a las preferencias delas minorías, sobre todos a sus uniones que deben ser íntimas y no convertirlas en acciones carnavalescas y de relaciones efímeras (según estadísticas), en la mayoría de ellas. Nunca podrán compararse a la antigua y moderna institución que significa un verdadero matrimonio, base de la familia natural.

Desgraciadamente a este motor familiar de buena funcionalidad –a toda prueba-, hay minorías que quieren verlo “desbielado” (Biela: pieza de una máquina que sirve para trasformar el movimiento rectilíneo en movimiento de rotación o viceversa). A veces con complacencia de gobiernos corruptos que quieres destruir con esta noble institución, que es la familia. NUNCA LO VAN A LOGRAR. La mayoría también tenemos derechos.

“No solo tenemos la obligación legal de obedecer las leyes justas, sino también una obligación moral; pero, de igual manera, tenemos la responsabilidad moral de desobedecer las leyes injustas”.  MARTIN LUTHER KING.

#PARACAMBIARYOMEINCLUYO

Dr. Raúl Héctor Campa García

Ciudad de México. 31 de mayo de 2016.

raulhcampag@hotmail.com    

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