¿Por qué no quieres ir a votar? ¿Por flojera?
El principal argumento contra los que han decidido no ir a votar el 7 de junio está en la Constitución. El artículo 35 consigna como una prerrogativa del ciudadano “votar en las elecciones populares”, pero como la prerrogativa es renunciable, en el Artículo 36 el mismo acto de votar se consigna como obligación.
Los que no quieren ir a votar se pitorrean de este argumento, lo que no impide que se quejen constantemente de los funcionarios que se pitorrean todo el sexenio de la obligación de transparentar sus actos oficiales y actuar con respeto a la Ley.
No hay que confundir al grupo de los que no irán a votar con el grupo de los que irán a las urnas y anularán su voto. Los dos argumentan que actúan en protesta contra los malos gobiernos y los candidatos mediocres y los partidos. El primero, no es posible cuantificarlo, ya que al calcular el número habría que incluir a quienes no van a las urnas por simple ignorancia y analfabetismo, a los que se levantan tarde y crudos, a los viciosos y a los que se encuentran en las cárceles y los hospitales.
Los anuladores, a cuya cabeza se encuentra la periodista Denise Dresser, se empadronaron y van a la casilla correspondiente y reciben su boleta y van con ella a la urna, pero la anulan –con una cruz, una mancha, un nombre no registrado como candidato, etc—antes de meterla en el ánfora. Este voto se anula y se contabiliza. Es posible, a diferencia de los holgazanes que no se acercan a la casilla, contabilizar la medida de esta protesta.
Pero ninguno de los dos grupos me convence. Dresser rechaza el cálculo que hizo el académico de la UNAM Roberto Duque demostrando que el voto nulo beneficia a los partidos grandes, diciendo que “es un mito”. Soy un admirador de la Dresser porque es una mujer inteligente. ¿Pero es un argumento limitarse a decir que el estudio de Duque “es un mito”? Estoy seguro de que si alguien ataca lo que ella afirma, calificándolo de “mito”, y nada más, no quedaría conforme.
Yo siempre he votado, aunque nunca lo he hecho por un solo partido. Pero si me dieran a escoger entre no presentarme a votar o anular mi voto, con todos sus inconvenientes, optaría por esto último. El que no va a votar no cuenta, y lo peor es que los que no van lo hacen por desidia, porque es más cómodo que otros decidan y se aprovechen del ausentismo.
Les decepciona, dicen, que las cosas no cambien. Naturalmente, no cambiarán, mientras tantos flojonazos se queden en casa, esperando que las cervezas se enfríen.
ENTREVISTA A JAVIER GÁNDARA
REPORTERO. ¿Qué me dice, candidato, de los terrenos que siendo usted presidente municipal regaló al dirigente del PAN?
--Son campañas negras.
REPORTERO. ¿Y los terrenos de La Joya que permutó por otros de muy bajo valor en beneficio de un amigo?
--También son campañas negras.
REPORTERO. Usted anunció que se habían colocado más de cien mil medidores del agua, y el Ayuntamiento los pagó, pero nadie sabe nadie supo dónde están.
--Sólo me haces preguntas sobre campañas negras.
REPORTERO. Y nos quedamos sin rastro TIF porque aseguran que usted lo quebró para darlo barato a ciertas amistades. ¿Es también campaña negra?
--¡Ándale, diste en el clavo!
REPORTERO. Y para terminar, candidato, ¿qué considera más importante para Hermosillo: el tren urbano que usted dijo que haría y no hizo, o el teleférico que Damián Zepeda dice que hará pero no lo hará?
--Qué pregunta más enredada. Campaña negra es campaña negra, digo, ya me confundiste: Javier Gándara es Javier Gándara y Damián Zepeda es El Pirruris.
carlosomoncada@gmail.com
