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Cómo deshacernos de los candidatos chafas
De los siete candidatos a gobernador cuatro no consiguen pasar del cero en las encuestas. Creo que los lectores de esta columna convendrán en que esos cuatro estorban los esfuerzos que hacen los ciudadanos por escuchar y entender las propuestas de los que tienen probabilidades de triunfo. Sería estupendo tener un procedimiento legal para dejarlos a un lado.
De eso se trata esta columna.
Para comenzar, se debe respetar el derecho de los partidos para postular candidatos a los diferentes cargos de elección popular. Pero se debe respetar también el derecho de los ciudadanos a tener acceso a los mayores elementos de juicio, para escoger a quien le parezca idóneo para el cargo en cuestión.
Propongo que, como se ha hecho hasta hoy, se acepte el registro de aspirantes a los cargos si satisfacen los requisitos señalados por las leyes en la materia. Eso es la democracia Pero que una vez que sean candidatos, y habiendo celebrado precampañas, se someta a la consideración de los ciudadanos si son aceptados o no aceptados como candidatos formales. La ley reglamentaria puede limitar a tres el número de quienes pasen la prueba Los que de plano carezcan de seguidores, como los cuatro que ustedes tienen en mente, se irán a su casa.
En principio, me dirán que el procedimiento de selección implicará más gasto. Respondo que no, que al contrario, el Estado ahorraría dinero, pues a los cuatro eliminados no se les entregarán ya las prerrogativas con que han medrado hasta la fecha sabedores de que no tienen la mínima posibilidad de ganar, o de obtener un lugar razonable en la votación. No habría spots de radio y televisión para ellos y se quitarían de la vía pública fotos y pendones. ¡Un alivio!
Ahí les dejó a los futuros diputados federales esta idea, aún en bruto, para que la analicen y la fortalezcan, en su caso. Si introducen en los procesos electorales esta reforma, o u otra semejante, nos evitarán a los ciudadanos la vergüenza de ver en los debates a un individuo como el candidato del Partido Humanista, Héctor Castro, en un papel de payaso callejero, irrespetuoso, arrastrado ante el candidato multimillonario.
¿CÓMO COMENTARÁ LORENZO CÓRDOVA LA PETICIÓN DE LOS SONORENSES?
Sí, grabar una conversación telefónica sin consentimiento del interesado, es un delito. Hace bien Lorenzo Córdova, el presidente del Instituto Nacional Electoral, en haber denunciado los hechos en que se ve envuelto para que localicen y sancionen al responsable o responsables.
Eso no borrará de mi mente el lenguaje de barbaján, las groserías con que se refirió a las peticiones de los indígenas, el escarnio que hizo de ellos, sus sarcasmos sangrientos. ¡Y es la autoridad que ha de decidir! Su ética está por los suelos, junto a las colillas que se apagan a pisotones, revuelta con la basura, la mugre, las cucarachas que asquean y contagian.
Cómo se burlará, por teléfono y personalmente, de las fundamentadas peticiones que le han hecho los sonorenses para que les quite a los consejeros de Padrés, en el Instituto Estatal Electoral, la atribución de declarar quién es el triunfador de las elecciones. ¿Qué le puede importar?
carlosomoncada@gmail.com
