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Columna de Hierro

Sergio Ibarra
Martes 19 de Enero de 2010
 
  • No se puede ceder lo que hace falta; González Laborín.
  • La solución para el problema de agua debe contemplar no solo a Hermosillo, sino Guaymas y Empalme para detonar de paso el turismo en San Carlos y Bahía Kino, sostiene el empresario.

AHORA que la señora diputada y ex alcaldesa de Hermosillo, María Dolores del Río acaba de retomar el asunto de la grave escasez de agua que enfrenta la ex naranjera capital que le tocó gobernar en la primera parte del gobierno estatal de Eduardo Bours, habría que tomarle la palabra cuando advierte que en el tema del agua, a los hermosillenses hay que decirles la verdad y no caer en la irresponsabilidad de abrirle a la llave  nada más por abrirle. Y por lo que se ve, doña Lola da el consejo pero no se queda con él porque al ser cuestionada al respecto a la fuente de abastecimiento que más conviene a la ciudad, dijo que la mejor solución la deben de dar los técnicos y no los políticos lo que refleja dos cosas: o que la señora hizo como que vio, pero no vio, el documento que seguramente aun se halla en el principal escritorio del despacho de la alcaldía por la que ella pasó y en la que muy claramente el ingeniero César Lagarda, ex directivo del Organismo Operador de Agua Potable, deja ver muy claramente que la mejor opción para acabar con el problema de la sequía en Hermosillo es el proyecto de la desaladora que echó por tierra el entonces alcalde panista de la capital, Francisco Búrquez Valenzuela.

Y es que, como bien dice el empresario cajemense, Roberto González Laborín, no se puede ceder lo que hace falta, en clara alusión a las intenciones de algunos políticos, como el actual alcalde hermosillense Javier Gándara que siguen viendo al Novillo como la única solución al problema, atenidos precisamente en un nuevo proyecto que se acaban de sacar de la manga que habla de construir otra presa arriba del Mocúzari con la que estarían compensando, dicen ellos, el agua que se estaría desviando rumbo a la capital vía el acueducto del Novillo como si de veras tuviésemos contrato garantizado con el Dios Tláloc o San Pedro para que nos haga llover sea o no, temporada de lluvias.

Si de veras, las intenciones del gobierno estatal—dice el ex secretario de Desarrollo Económico con López Nogales, Roberto González—son el de dar una solución definitiva al problema de la falta de agua, no es cuestión de pensar únicamente en Hermosillo sino en Guaymas y Empalme, municipios que también se verían beneficiados al echarse andar la desaladora y de paso se estaría detonando el proyecto turístico de la escalera náutica que atraviesa estas dos importantes comunidades sin olvidar, por supuesto, bahía Kino.


FIERRITOS EN LA LUMBRE:

LA NOCHE del sábado anterior, Cajeme volvió a reeditar aquellos aciagos días del fin del mes de diciembre en materia de inseguridad. Uno de los informantes de cabecera del columnista había advertido desde las primeras horas del pasado sábado que las policías de los tres niveles de gobierno se hallaban en alerta máxima. La razón obedecía al cada vez más insistente rumor que indicaba a que de un momento a otro, por la noche, habría de llegar a la ciudad un comando de sicarios fuertemente armados cuyas intenciones apuntaban hacia dos posibles cosas; continuar con la labor de desestabilizar Cajeme y la segunda, que vendrían o a levantar a gente contraria a sus bandas o cobrar viejas facturas con algunos funcionarios policiacos que se tienen en la canastilla de pendientes desde hace ya algunos kilos, digo, años, sin que ninguna de las dos versiones anteriores se haya podido comprobar. Lo cierto es que todo tuvo sus orígenes como a eso de las ocho de la noche del sábado cuando por rumbos de Villa California los vecinos del lugar reportaron haber escuchado algunas detonaciones que al parecer, podrían ser de armas de grueso calibre.

Más tarde se sabría, aunque en forma extraoficial que lo que ahí se vivió fue un intento de “levantón” e incluso se habría presentado un ligero intercambio de balazos y en donde los agresores, al verse repelidos, huyeron con rumbo al primer cuadro de Cajeme en donde habrían sido detenidos luego de una peliculesca persecución en la que participaron agentes de la municipal, de la PEI y atrasito éste reportero cuando accidentalmente nos topamos con la nube de agentes que mantenían rodeada toda una manzana de la Villa California. En cuestión de minutos las acciones se cambiaron con rumbo a las calles del primer cuadro de la ciudad y las instalaciones de la PEI hasta donde presumiblemente se dirigieron los sicarios con las intenciones de rescatar a sus compinches. Ahí frente a las instalaciones del Centro Integral de Procuración de Justicia fuimos obligados a bajar del auto en que seguíamos de cerca las acciones, de primera mano, pistola en mano, por parte de un grupo de agentes, tránsitos, todos ellos que valientemente se había sumado al operativo. Una vez aclarada la situación, abordamos de nuevo el auto y dejamos el convoy una vez que, aparentemente se habían calmado las aguas. El momento álgido del sabadazo habría de darse unas dos horas después, escasos minutos antes de las dos de la mañana luego de que uno de los sicarios, el oriundo de Guerrero fue interceptado cuando circulaba en pleno corazón de la ciudad, calles Cinco de Febrero y Galeana y tras un breve intercambio de balazos cayó abatido ante el fuego granado de estatales y municipales. Y de veras, qué les habrán visto a Cajeme y Nogales los señores barones de la Cosa Nostra que, por lo que se ve, aquí en estas dos ciudades han escogido como los escenarios ideales para sus zafarranchos con hasta una hora de balaceras como ocurrió precisamente en la fronteriza Nogales este pasado fin de semana en donde también cayeron muertos dos, a manos del ejército y siete más se hallan en calidad de detenidos. Sugerencias y comentarios; premiereditores@hotmail.com o al celular, 6449972972.

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