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Si el gasoducto estuviera operando la explosión que ocurrió en la calle 200 y callejón Argentina hubiera tenido consecuencias desastrosas, cuando menos 28 metros a la redonda todo se hubiera incendiado, afirmó Rodrigo González Enríquez.
Pero aun como sucedió, con aire comprimido, pudo haber ocasionado daños a quienes estuvieran cerca de allí, por fortuna el accidente ocurrió de noche y no hubo daños personales que lamentar, añadió el asesor de los yaquis de Loma de Bácum que se oponen al paso del gasoducto por su territorio.
González Rodríguez llamó la atención sobre la instalación de las válvulas de la tubería de distribución que están enfrente del lugar de la explosión, en el parque Benito Juárez donde están cercadas, dijo, por una malla ciclónica fácil de vulnerar.
En la foto aquí publicada, puede verse incluso que la puerta de acceso está abierta y sólo es "protegida" o "cerrada" por una cinta amarilla fácil de romper.
"Están muy expuestas al vandalismo hoy de moda, robar medidores de agua y toda tubería o equipo que sea de cobre y fierro. Si los vándalos quieren pueden ingresar y manipular fácilmente las válvulas, con los riesgos que eso supone".
Ello, añadió, es producto de la prisa y descuido con los que van introduciendo la red de distribución en la ciudad "y lo hacen porque este tipo de empresas trasnacionales se sienten con el poder para hacer lo que les dé la gana".
Por lo mismo, agregó, harán caso omiso de las recomendaciones que se les hagan, al final sólo buscan su beneficio.
Rodrigo González consideró que la explosión no benefició a nadie, ni siquiera a los opositores al gasoducto, pero sí se suma como un elemento más para demostrar la peligrosidad del gasoducto cuando pasa cerca de una comunidad.
