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El pasado 2 de febrero, durante el festejo Día del Recolector de Basura, el alcalde Faustino Félix Chávez tuvo un alegre convivio en compañía de los trabajadores que dan este servicio.
Era muy temprano, hacía frío pero el calor de los tamales y el chocolate propició un ambiente amable apuntalado por el discurso del Alcalde quien elogió a los festejados porque, dijo, "las quejas sobre el servicio de recolección de basura se han reducido y eso habla del excelente trabajo y el compromiso que mantiene con la comunidad el personal de Servicios Públicos"
Y "de 60 quejas diarias que se tenían en promedio al comenzar mi Gobierno, hoy solamente se tienen 20", añadió.
Concluyó el mensaje comprometiéndose a mejorar las condiciones labores de los festejados y de paso anunció que pronoto habría de adquirirse nuevo equipamiento.
En menos de seis meses esta armonía se vino abajo con el anuncio de la privatización del servicio cedido a la empresa Tecmed.
Primero fueron los trabajadores quienes abiertamente manifestaron su rechazo a la privatización pues, aunque se les dice que tendrán mejores condiciones laborales en Tecmed, no muerden el anzuelo. Saben bien que una vez en manos de la empresa ésta podrá deshacerse de ellos cuando lo considere necesario y entonces nada habrá que pueda salvarlos del desempleo, ni siquiera las promesas de quienes hoy impulsan la privatización.
Tecmed los recibiría como empleados de recién ingreso y no tendría la carga de una liquidación onerosa en cada despido que ordene.
Replantean su postura inicial
Las bondades anunciadas de la privatización no convencieron a los trabajadores y en menos de una semana se ha puesto en duda la viabilidad política de esta medida.
El interés de los partidos añade nuevas trabas. Los regidores del PAN y la de Morena condicionan ahora lo que ellos aprobaron en primera instancia y lo que ella no se atrevió a rechazar en la votación de Cabildo.
En un comunicado público difundido este sábado, los regidores panistas aseguran que estarán en defensa de los trabajadores "pues fue un compromiso y una condición que se fijó en la pasada sesión de Cabildo".
Los panistas no niegan su apoyo a la privatización pero manifiestan su extrañeza ante la reacción de los trabajadores pues "se nos había garantizado que el Secretario General del Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del Ayuntamiento de Cajeme, Julio Suarez tenia pleno conocimiento y este a su vez, había explicado a los encargados del servicio la propuesta del nuevo esquema".
Por su parte la representante de Morena, la regidora Gabriela Martínez Espinoza, pasó de la neutralidad (se abstuvo de votar en Cabildo) a la oposición abierta en contra de la privatización.
En un oficio dirigido al alcalde FFC, lo exhorta "a usted y a cualquier otro funcionario de este ayuntamiento, a detener o a NO firmar, contrato alguno (...) con la empresa Técnicas Medioambientales referente al servicio de limpia en su modalidad de recolección y transportación al centro de transferencia, punto que fue votado en el cabildo llevado a cabo el pasado 18 de Julio del año en curso".
Enseguida Gabriela Martínez menciona uno de los puntos más controvertidos del convenio privatizador: Las garantías que exige la empresa Tecmed obligarían al Ayuntamiento a realizar pagos altísimo en caso de incumplimiento del contrato.
"Ha despertado un malestar social", dice el oficio, "que este contrato obliga al Municipio a condiciones económicas por más de 21 años y con montos mínimos en este período al pago de más de 1000 millones de pesos por un servicio que el Ayuntamiento está obligado a prestar y nosotros como gobierno en turno estamos de manera legal y moral a cuando menos revisar, para revocar su aprobación en cabildo o cuando menos revisar las condiciones temporales y financieras, que afectarán a la ciudadanía y a otros gobiernos municipales venideros".
Alerta anaranjada
Hay elementos para afirmar en términos meteorológicos que el acercamiento de una tormenta política obliga a subir la alterta del color verde al color naranja.
Lo que parecía un mero trámite, aprobar en Cabildo la privatización, se ha convertido en un conflicto que puede impactar de aquí al 2018 si no se maneja con cautela y sensibilidad política.
El apoyo incondicional del PRI y de Movimiento Ciudadano no bastarán para sortear con éxito las dificultades actuales, aunque ambos partidos digan "de labios hacia afuera" que apoyan a los trabajadores.
Los regidores panistas, pese a su simpatía con la privatización, tienen en este conflicto laboral una oportunidad de posicionamiento social que buena falta les hace. Lo mismo ocurre para el partido Morena.
Cada quien defenderá su interés y de no destrabarse el conflicto actual, el proyecto privatizador podría tener un costo más alto que los ahorros prometidos.
