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La construcción de una planta desaladora en Guaymas, prevista para entrar en funciones dentro de cuatro años, podría ser sólo una estrategia con el fin de obtener algo más urgente: El retiro de las demandas judiciales contra el acueducto Independencia cuya operación seguirá adelante tal como lo señaló el director nacional de la Conagua, Roberto Ramírez de la Parra.
El júbilo apresurado de los voceros oficiales cuando señalan que el conflicto del agua ya está resuelto y el acueducto no será problema al ser sustituido por una planta desaladora, parece una invitación a retirar la demanda que motivó al Tribunal de lo Contencioso en Hermosillo a declarar ilegal el funcionamiento del acueducto.
De lo contrario, al mantenerse la demanda y la resolución consecuente, las autoridades actúan como lo hizo Guillermo Padrés: En contra de la ley, fuera del estado de derecho; un proceder que sería muy costoso durante el difícil proceso electoral que prevé para el 2018.
La duda surge taambién con el tiempo que Conagua y el Gobierno del Estado dedicarán a la construcción de la desaladora: Un año para realizar estudios técnicos y licitar la obra; tres años para la construcción y posiblemente un año más para terminar el acueducto hacia Hermosillo.
Si la intención es resolver lo más pronto posible la demanda de agua de Hermosillo, no es necesario tanto tiempo. Según el estudio realizado por el Itson para la construcción de una desaladora en Guaymas, ésta podría estar en funciones en dos años.
El investigador Rodrigo González Enríquez afirma que los estudios realizados por él y un grupo de técnicos del Itson pueden ser utilizados para la planta que el lunes fue anunciada en Guaymas. Esto permitiría ahorrar 80 millones de pesos para el estudio de factibilidad y los seis u ocho meses de estudios, previstos por la Conagua.
"Sólo invertiríamos tres meses en actualizar los datos que obtuvimos anteriormente. Para marzo tendríamos el estudio técnico", señala González Enríquez.
Tampoco son necesarios tres años para tener la planta, agrega.
"En dos años puede construirse la desaladora, y una vez concluida la obra mientras se instala el acueducto de 11 kilómetros para introducir el agua desalada en Guaymas y Empalme, al mismo tiempo se contruye el acueducto hacia Hermosillo".
Más rápido y menos costoso, pero las autoridades parecen no tener prisa.
Si bien el tiempo les sobra, lo que no les sobra es el dinero. Desde el anuncio hecho este lunes en el Distrito de Riego Río Yaqui, se reconoció que el proyecto habrá de realizarse con "grandes sacrificos" debido a la crisis financiera del gobierno federal.
¿Quién asegura que la construcción de la desaladora recibirá recursos frescos y a tiempo?
Pero la duda de mayor peso en estos días de júbilo oficialista es un detalle que para nadie pasó desapercibido: Se anunció con firmeza, de manera tajante, que se construirá la desaladora para Guaymas - Empalme, pero nadie dijo que se cerrará el acueducto Independencia.
Por el contrario, el titular de la Conagua afirmó que seguirá operando.
Y para ello es urgente que se retiren las demandas y que los opositores acepten como un hecho consumado la desaparición del acueducto.
