Al llegar a su tercer informe de gobierno, el presidente Enrique Peña Nieto tiene poco que celebrar.
El país, pese a las reformas estructurales que fueron presentadas como el "motor que movería a México", sigue en un franco estancamiento no solo a nivel político sino también a nivel social.
Muchos serán los rubros que se menciones en este tercer informe, pero los aspectos más relevantes son negativos y difíciles de ocultar.
El primero de ellos, la ansiada paz social perdida en los gobiernos panistas de Fox y Calderón, no ha regresado pese a que el regreso del PRI se amarró básicamente a ese objetivo.
"El PRI sí sabe gobernar y acabará con la violencia que hunde al país", decían los priistas, sus aduladores y muchos que sin ser ni lo uno ni lo otro esperaban que, en efecto, la "vagancia" priista domara a la delincuencia organizada.
Pero eso no se ha dado en los casi tres años de gobierno de Enrique Peña Nieto. Lo que es peor: Parece haber aumentado el número de muertes, desapariciones y consumo de drogas que se han vuelto un flagelo para la sociedad mexicana.
En los primeros 32 meses de gobierno federal priista (diciembre 2012 - septiembre 2015) hubo más asesinatos dolosos que en los primeros 32 del sexenio de Felipe Calderón.
El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) reportó 33 mil 347 homicidio doloso entre el 1 de diciembre de 2006 y el 31 de julio de 2009. La misma institución registró 47 mil 988 homicidios del 1 de diciembre de 2012 al 31 de julio de 2015.
Al llegar ambos mandatarios a su tercer informe de Gobierno, oficialmente Peña Nieto supera a Calderón con 14 mil 641 asesinatos intencionales.
Para entender la dimensión de esta tragedia, compárese con lo sucedido en la guerra en Afganistán, donde han muerto 3 mil 494 personas en 14 años de conflicto bélico.
Estancamiento económico
Hoy en México hay dos millones más de pobres que hace un par de años.
El crecimiento de la población en estas condiciones pasó de 53.3 millones de mexicanos en 2012 a 55.3 millones en 2014, lo que representa 46.2% del total nacional, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
La evolución del Producto Interno Bruto o "crecimiento de la economía", en términos llanos, no da ningún dato para el optimismo. En el primer año de la actual administración federal, el PIB apenas alcanzó el 1.4% de crecimiento, insuficiente para el ritmo de crecimiento poblacional.
En el 2014 el PIB apenas alcanzó el 2.1%. aún insuficiente, y el pronóstico para este año es que no rebasará el 2.5%. De enero a junio del 2015 promedió apenas un 2.4%.
Si alguna justificación quieren esgrimir los priistas en este rubro, podría ser la referencia a los dos sexenios anteriores. de gobiernos panistas. Con Vicente Fox el PIB tuvo un "crecimiento" negativo de -0.6 en el primer año, y pasó a 0.1 y 1.4% en los dos siguientes. Con Calderón, los tres primeros años el PIB creció en 3.1, 1.4 y en el tercero (2009) cayó a -4.7.
Ambos sexenios, el de Fox y el de Calderó, tuvieron una recuperación en el crecimiento del PIB durante la segunda mitad de sus respectivas administraciones.
La apuesta de los priistas es que suceda algo similar en la segunda mitad del sexenio peñanietista, sólo que en los casos de Fox y Calderón hubo un factor muy favorable: el precio del petróleo, que estuvo alrededor y por encima de los 100 dólares el barril.
Hoy, en la actual crisis del precio del petróleo, ya nadie espera que regrese a esos niveles, a menos que ocurra una catástrofe como sería una guerra en los países árabes.
Todo indica que Peña Nieto no podrá contar con la ventaja petrolero que tuvieron Fox y Calderón.
La corrupción, intacta
Como la economía y el peso, que se ha devaluado casi un 25% en los tres primeros años de Peña Nieto, el combate a la corrupción no ha mostrado ningún avance, por el contrario, se ha exarcebado con los escándalos en los que se han envuelto grandes funcionarios federales del PRI, incluido el presidente Peña Nieto, y varios gobernadores de ese partido (sin exlcuir al panista Guillermo Padrés).
Pese a esta realidad objetiva, la clase gobernante saldrá después del III Informe a desmentir a la realidad. Harán declaraciones triunfalistas o de optimismo moderado, pero al fin y al cabo optimistas.
Celebrarán a pesar de todo.
