Ayer sábado durante toda la mañana se esparció un humo denso alrededor de las colonias ubicadas alrededor de la calle Kino, a la altura de la Jesús García.
Los habitantes de colonias como Casablanca y Villas del Náinari, en particular quienes padecen problemas respiratorios como el asma, fueron afectados por la gavilla que se quemó en las tierras contiguas a la calle Kino.
Dentro de la ciudad se realizó esta práctica nociva para la salud, pero no hubo autoridad alguna que impidiera este hecho ni se sabe de que alguna multa a los responsables de la quema.
La razón de tanta impunidad es muy sencilla: Los terrenos pertenecen a personas de mucha influencia política en Cajeme.
Así ha sido la historia reciente con estas prácticas que atentan no sólo contra el medio ambiente sino en especial contra las personas a quienes en esta temporada se les agudizan problemas como el asma y las alergias.
¿Y las autoridades? No se puede esperar nada de ellas en parte porque no quieren afectar intereses de personas influyentes que son aliadas políticas.
La absurda explicación del director de Ecología municipal, Heliodoro Soto, es muy ilustrativa de lo que sucede en este caso:
Para multar a los responsables de la quema de gavilla "hay que sorprenderlos in fraganti", cuando están quemando la gavilla.
Así se justifica la autoridad "responsable" en este asunto, sin reconocer que basta con investigar quiénes son los propietarios de las tierras y de los cultivos cuyos residuos son quemados.
Ante la inacción, indiferencia o complicidad de las autoridades, incluyendo a la Profepa, los cajemenses, sobre todo los más sensibles al humo, deberemos seguir padeciendo este atentado contra la salud.
