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¿Cómo se vería un político formal, de los que hoy están en la Cámara de Diputados o cobran como funcionarios, si quisiera hacer una "cuautemiña" en una cascarita de futbol?
Lo más probable es que se vería ridículo y torpe.
¿Cómo se ve un futbolista que no entiende nada de política tratando de hablar como político?
La respuesta es la misma: Ridículo y torpe.
Por eso a nadie debe sorprender la torpeza de Cuauhtémoc Blanco ahora que actúa como candidato del el Partido Social Demócrata (PSD) a la alcaldía de Cuernavaca.
Su más reciente torpeza fue llamar a votar por el PRD, un "lapsus cuautemus" que se explica fácilmente por la inepxeriencia del Cuau en estas lides.
Fue su primer autogol en la política, y es probable que anote otros tantos. Pero quienes lo postularon, los líderes del PSD, están felices porque de alguna manera llaman la atención y pueden sumar los votos de simpatía que atraerá el Cuau entre sus despolitizados seguidores, que son muchos.
Además, si vemos bien las cosas, nos daremos cuenta que muchos de los candidatos y candidatas que ahora andan en la calle representando a partidos como el PRI, el PAN y el PRD no se diferencian mucho en su ignorancia del ídolo de Tepito.
